Como parte de las sanciones unilaterales impuestas por los Estados Unidos a Rusia por la invación a Ucrania, el presidente norteamericano, Joe Biden, anunció este martes que prohibirá las importaciones de petróleo ruso, lo que significa una importante escalada en la respuesta internacional a la invasión de Ucrania por parte de Moscú.
“Hoy anuncio que Estados Unidos está apuntando a la arteria principal de la economía rusa. Estamos prohibiendo todas las importaciones de petróleo, gas y energía rusos, eso significa que el petróleo ruso ya no será aceptable en los puertos de Estados Unidos y que el pueblo estadounidense asestará otro duro golpe a la máquina de guerra de Putin. Este es un paso que estamos dando para infligir más dolor a Putin”, dijo Biden en un mensaje desde la Casa Blanca.
Según cifras de la Administración de Información Energética, Estados Unidos importó unos 672 mil barriles diarios de Rusia en 2021, lo cual representa tan solo el 8 por ciento de las importaciones totales de petróleo y productos refinados de Estados Unidos, ya que la mayoría de las importaciones de petróleo crudo y petróleo del país provienen de Canadá, México y Arabia Saudí, por lo que la dependencia norteamericana del combustible es mucho menos que la de sus aliados europeos.
“La cuestión de las sanciones petroleras ha creado un conflicto para el Presidente entre los intereses políticos en casa y los esfuerzos por imponer costes a Rusia. Aunque el petróleo ruso representa solo una pequeña parte de las importaciones estadounidenses, Biden ha dicho que era reacio a prohibirlo, reduciendo los suministros aquí y subiendo los precios de la gasolina”, expuso el medio especializado en financias y negocios, CNBC.
Y es que, a pesar de los esfuerzos de Biden para controlar la inflación, ésta se encuentra en su nivel más alto en los últimos 40 años y con esta nueva medida se prevé que este indicador sea aún mayor, lo que claramente puede perjudicar sus aspiraciones políticas con rumbo a las elecciones intermedias en noviembre.
El precio promedio de la gasolina regular en los Estados Unidos alcanzó ya los 4.17 dólares por galón, con un incremento de 55 centavos tan solo en la última semana, pero se han registrado precios de hasta 6 dólares por galón en algunos lugares y estos incrementos sucedieron por la posibilidad de posibles sanciones contra Rusia, por lo que que es de esperar que, con la desición ya tomada, el precio promedio de los combustibles en Norteamérica se dispare.
Los precios de los energéticos se han disparado desde la invasión a pesar de la decisión de gobiernos occidentales de liberar reservas estratégicas, con lo cual las exportaciones rusas, que significan más de un tercio de los ingresos económicos del gobierno Ruso, se han vuelto aun más lucrativas.
Sin embargo, Europa ha estado titubeante para aplicar este tipo de restricciones a las importaciones de petróleo, gas y carbón rusos, pues solamente el gas natural ruso comprende un tercio del consumo europeo de ese combustible, por lo que una medida unilateral como esta provocaría una crisis energética en la región.
Es por ello que, hasta el momento, Europa solamente apoya las sanciones a los principales bancos rusos, al Ministerio de Finanzas ruso y a su Banco Central, y han buscado cortar a Rusia del sistema internacional de mensajes financieros SWIFT, debido a que las normas emitidas por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos permiten las transacciones rusas para exportar energéticos, mediante bancos no sancionados que no están basados en Estados Unidos, a fin de minimizar las perturbaciones en los mercados energéticos mundiales.
Por su parte, el Ministro de Empresas, Energía y Estrategia Industrial británico, Kwasi Kwarteng, anunció este martes que el Reino Unido reducirá gradualmente las importaciones de petróleo ruso y dejará de comprar crudo a Moscú para finales de este año, reservando mercado británico un periodo de nueve meses para ajustarse a los cambios y asegurar nuevas vías de suministro una vez queden vetados el crudo y derivados del petróleo de Rusia, que representan el 8 por ciento de la demanda británica.
Pero además, debido a que las importaciones del gas ruso solamente representan el 4 por ciento del consumo local, Kwarteng avanzó que el Gobierno explora asimismo la opción de vetar las compras de ese combustible.
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